Porque quizás la lluvia que nos venga a desatormentar nos lleve de la mano a ver mundos con arcoíris de canarios. Muy seguramente de tu voz no salgan las palabras que me echen hacia el infinito opuesto sino un soneto al futuro.
Lluvia de diamantes sobre las manos irisdicentes y sonrisas de pluma. Ríos de tinta, hojas y pergaminos, olas del sol y ventanas a través de las cuales verte sonreír con Borges en la mano y pescados en el pecho. Sí: mañana es mejor.
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